25/06/2019
Los geólogos de GLOBAL CEN han desarrollado una tecnología que permite visualizar el campo eléctrico natural de la Tierra. Esta innovación tiene múltiples aplicaciones prácticas, sobre todo en el campo agrícola, en el medioambiental (puede ser una herramienta fundamental en la lucha contra la contaminación) o en el sector de la construcción. Con los Premios EmprendedorXXI esta empresa balear se consolida como una de las compañías del sector geológico más punteras del estado. José María Martí Sauras es su director.
¿Qué os ha aportado como empresa ser uno de los ganadores de los Premios EmprendedorXXI?
Ser galardonado con el primer premio supone una gran inyección de energía y positivismo para el equipo, que ve reconocido su esfuerzo y potencial entre los muchos candidatos.
Además, este reconocimiento nos ha aportado visibilidad. Las entrevistas y los reportajes en prensa son un gran aval frente a terceros: de cara a captar financiación, este aspecto es clave.
¿Por qué elegisteis el nombre de GLOBAL CEN, qué significa?
CEN es el acrónimo de Campo Eléctrico Natural. Y Global tiene que ver, por un lado, con que las aplicaciones que desarrollamos abordan muchos ámbitos diferentes ─la agricultura, el medioambiente, la salud…─ y, por el otro, que se trata de aplicaciones de alcance mundial.
¿Qué es el campo eléctrico natural de la Tierra?
El campo eléctrico natural es un campo físico asociado a la dinámica de la Tierra, como pueden ser el campo magnético o el gravimétrico. Es muy conocido por geólogos y físicos desde hace siglos.
Nosotros hemos conseguido desarrollar un sistema de medición que permite visualizar este campo eléctrico natural en una pantalla, a través de un mapa CEN, con un método que nos aporta un plus de información. Esto tiene múltiples aplicaciones prácticas en diferentes sectores.
¿Cómo surgió la idea de crear una tecnología que permite visualizar el campo eléctrico natural de la Tierra?
Como en tantas ocasiones, la idea fue fruto de una situación casual sumada a nuestra inquietud personal. En el marco de los estudios geofísicos convencionales había circunstancias que no podían explicarse, pero cuya reiteración no justificaba una casualidad. Tirando de ese hilo y a partir de ciertas observaciones pudo iniciarse el camino.
¿En qué puede ayudar a las empresas y gobiernos conocer visualmente el campo eléctrico de la Tierra en lo referente a la contaminación?
La contaminación por hidrocarburo está muy extendida. Se destinan muchísimos recursos para investigar formas de erradicarla. El problema es que no hay técnicas eficaces que permitan detectar esa contaminación desde la superficie, por lo que se recurre a sondeos para encontrarla. Estos últimos son muy fiables, pero muy costosos. Además, tan solo ofrecen información sobre el punto concreto en el que se realizan.
La herramienta que nosotros proporcionamos sirve para detectar la contaminación por hidrocarburo de suelos y aguas subterráneas. Nuestros mapas CEN se alteran con la presencia de hidrocarburos, y permiten definir las zonas contaminadas desde la superficie. Así, nuestra tecnología ofrece una imagen de la zona que se quiere investigar en la que destacan las zonas contaminadas, lo que permite un ahorro de costes.
Los gobiernos son los que marcan las pautas a las empresas que tienen suelos contaminados. Recientemente, hemos firmado un acuerdo de colaboración con CEPSA que incluye un mayor desarrollo de la tecnología y del sistema. Confiamos en que la técnica pueda desarrollarse lo suficiente como para que los gobiernos confíen en ella como sistema de certificación de un suelo no contaminado o, en su caso, descontaminado.
Vuestra tecnología también tiene aplicaciones prácticas para el sector agrario.
Sí. En el sector agrario, realizar mapas CEN de parcelas agrícolas permite al agricultor definir la geometría del cultivo y obtener de este modo un mayor rendimiento. Hemos desarrollado un sensor de estado hídrico que va conectado a la planta e informa de manera continua (e inalámbrica) de la “sed” que tiene.
Este sensor permite optimizar el riego, ya que el agricultor tiene controlado el estado hídrico de la planta al estar monitorizada en todo momento. De esta forma es posible regar las plantas con la cantidad justa de agua y en el momento exacto. Por otro lado, existen muchos cultivos en los que la calidad del producto final depende del control que el agricultor tiene sobre la “sed” de las plantas. Dicho de otra forma, es importante que las plantas pasen sed para hacer un buen vino o un buen aceite, por ejemplo. Ahora bien, si la “sed” es excesiva, puede arruinar toda la cosecha. Por tanto, es muy importante disponer de una herramienta que, de alguna forma, permita comunicarse con la planta y controlar técnicamente su estado hídrico, para ajustar el estrés y conseguir la máxima calidad.
¿Existen también aplicaciones prácticas para el sector de la construcción?
El uso de nuestra tecnología en la construcción puede ayudar a determinar el grado de deterioro de un hormigón en masa. Este factor es importantísimo en cuanto a seguridad se refiere, ya que tener un mayor conocimiento de los materiales y de su estado puede ser un elemento clave para evitar accidentes como los del viaducto de la autopista de Génova (Italia) o el hundimiento del muelle en el concierto de Vigo el verano pasado.
¿Cuál creéis que es la principal innovación que aporta esta tecnología al mundo de la geología?
En el marco de la geología académica, todavía debemos avanzar mucho en el estudio de la señal. Cuando sepamos qué procesos originan la señal que percibimos ─y que ahora conocemos─, podremos saber si esta tecnología puede aportar algo al conocimiento geológico. Estoy convencido de que será así, pero sería presuntuoso anticipar la validación de las hipótesis.
En el ámbito de la geología aplicada, y más concretamente en el de la geofísica, nuestra tecnología ya está aportando los primeros resultados prácticos. Los electrodos que hemos desarrollado permiten medir el campo eléctrico sobre pavimentos como el hormigón o el asfalto, algo que hasta ahora no nos consta que haya sido posible. En consecuencia, podemos realizar prospecciones en emplazamientos en los que anteriormente no se podía, como en estaciones de servicio, para detectar la contaminación por hidrocarburo; en viales, para detectar cavidades, o bien en edificios históricos durante la realización de tareas arqueológicas.
¿Con qué barreras os habéis encontrado a la hora de conseguir llevar a cabo vuestro proyecto?
La primera, cuya superación ha sido realmente un hito, fue introducir en el ámbito académico este nuevo concepto. Nuestros compañeros de las universidades con las que mantenemos convenios de colaboración son los auténticos especialistas en cada una de las materias que tocamos. Fueron ellos los que tuvieron que validar nuestros planteamientos. Aproximar a la universidad una determinada hipótesis puede ser complicado. Aunque debemos decir que, en nuestro caso, todo lo que hemos encontrado en la universidad ha sido colaboración absoluta, apertura de miras y voluntad de avanzar en el conocimiento, con el máximo rigor y sin prejuicios.
Otro de los obstáculos con el que hemos topado ha sido la financiación. Y en este caso, hay que dar las gracias, por un lado, es a los socios que han invertido en la empresa y, por otro, a la administración, que nos ha concedido financiación y apoyo a través del programa NEOTEC.
¿Qué consejo le daríais a un emprendedor que se esté adentrando en el sector tecnológico?
Que aborde su proyecto con la máxima ilusión, que no desfallezca y que una vez calculado el tiempo necesario para desarrollarlo, lo multiplique por tres. Esto último es una broma, aunque es cierto lo que se dice, salvo excepciones: las previsiones, por rigurosamente estudiadas que estén, suelen alargase. Aunque en mi opinión lo verdaderamente importante es que las cosas salgan bien. Siendo así, todo se puede replantear. ¡Ánimo a todos!